UN FUTURO HECHO PEDAZOS

La Comunidad Mbya Guaraní Mbokajaty se encuentra en San Ignacio, Provincia de Misiones, frente de la Reserva Provincial del Teyu Cuaré, a unos 5 km de las famosas Ruinas Jesuiticas.
Toda la extención que esta Comunidad ocupa para ubicar sus viviendas se encuentra sembrada con la patética y trágica imagen de la foto.
Alrededor de veinte árboles de cedro, lapacho, loro negro, guayuvira y otros, fueron cortados a escasos metros del Opy – Templo– y de varias de las casas de la Comunidad. No es lo mismo transportar rollos de madera, donde el control puede ser más riguroso y la sospecha inevitable, que trasladar tablas disimulando facilmente el saqueo y el robo.
Rosalino Ramos, Cacique, siente, al igual que todas las familias de la Comunidad, impotencia e indignación al observar, que frente a sus ojos, los árboles son convertidos en tablas. Angustiados al palpar que su presente y futuro están siendo seriamente comprometidos. Una comunidad Guaraní sin árboles es una Comunidad sin cultura ni vida.
La invasión, el atropello y violación a la intimidad que supone la entrada de extraños a lugares tan próximos a donde se desarrolla lo más cotidiano y privado de una Comunidad, sin dar ninguna explicación, nos hablan de una sociedad irrespetuosa que aun no ha dejado el colonialismo como modo de relación.
Se sigue diciendo en el siglo XXI y a más de 500 años de la invasión que los indígenas deben dejar su modo “incivilizado de vida” y sumarse al progreso. Pero la llamada cultura “civilizada” se anima a entrar, romper y destrozar los restos de selva que nos quedan, que los Guaraníes consideran como parte de su propio ser y de vital importancia para su subsistencia, o tal vez, tristemente, para apenas seguir sobreviviendo.
Además de los serios riesgos y amenazas que supone derribar árboles de gran porte, donde los niños juegan y corretean - en otros lugares se pondrían carteles o bandas indicadoras de peligro - se les está quitando y negando una de las referencias más importantes, el espacio y el contexto imprescindibles para crecer y ser con una identidad a la que tienen derecho como seres humanos.
El estado de alta vulnerabilidad e indefensión en que se encuentran los Guaraníes, reclaman otra política, soluciones de fondo repaldadas en leyes que ya existen y no se aplican, para proteger el monte y a ellos, pero que no se toman en cuenta . Esto es responsabilidad del Gobierno de la Provincia y en especial del Ministerio de Derechos Humanos
Las autoridades y el pueblo de San Ignacio no solamente deben enorgullecerse mostrando al mundo monumentos de su pasado, sino también velar y ofrecer garantías de vida para los Guaraníes del presente.

Fuente: Equipo Misiones de Pastoral Aborigen (EMiPA)

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