El Genocidio del Estado Argentino Con Los Pueblos Indígenas.

El día 19 de julio de 1924, un grupo de unos 130 hombres, entre policías, gendarmes, estancieros y civiles blancos de la zona, fuertemente armados con fusiles Winchester, Mauser y ametralladoras de la época, rodearon el campamento donde se habían reunidos los indígenas alzados cansados de la explotación de la mano de obra, la discriminación racial, la violencia contra los Qom y Moqoit, el continuo apoderamiento ilegal de las tierras por parte de los terratenientes, motivó el levantamiento político mediante la resistencia pasiva.

La razón de la matanza y de la posterior cacería fue producto de que los indígenas dejaron de trabajar la tierra para los terratenientes y generaron una economía propia de subsistencia. La Masacre indígena de Napalpí tuvo aspectos particulares que corresponde analizar a la luz de esos hechos dramáticos.

A finales de los años veinte, el periódico Heraldo del Norte recordó así el hecho:

Como a las nueve de la mañana, y sin que los inocentes indígenas hicieran un sólo disparo, [los policías] hicieron repetidas descargas cerradas y enseguida, en medio del pánico de los indios (más mujeres y niños que hombres), atacaron. Se produjo entonces la más cobarde y feroz carnicería, degollando a los heridos sin respetar sexo ni edad.

No sólo alcanzó la incomprensión de los hacendados chaqueños que motorizaron la matanza, sino a sectores ubicados en los campos progresistas y vinculados al movimiento obrero de la época.

En Sáenz Peña y otras ciudades y pueblos chaqueños tenían cierta influencia en aquellos años el Partido Socialista y núcleos de ideologías libertarias. Sin embargo, estos sectores, ganados por concepciones eurocentristas no apoyaron en un primer momento ni comprendieron el significado del levantamiento pacífico indígena solo después de la masacre aquellos se manifestaron una paradoja que se repite hasta nuestros días. Mientras no hallan muertos, los indígenas son para muchos un sector mas de la sociedad que debe ser encolumnado tras sus filas y en el peor de los casos utilizan la muerte para hacer política, como sucedió con el caso de Formosa que tras la muerte de Roberto López “despertó” a muchos interesados que se acercaron para exigir justicia por las muertes, lo sucedido en la cámara de diputados aquel año de 1924 se repitió en el 2011.

Demanda al Estado Por Genocidio

En el año 2004 comunidades del Pueblo Qom de Chaco iniciaron en el fuero federal, en concepto de reparación histórica una demanda contra el estado argentino en los autos caratulados "Asociación Comunitaria La Matanza c/Estado Nacional -Poder Ejecutivo- s/daños y perjuicios, lucro cesante, daño emergente y daño moral, Expte Nº 1630/04" por 116 millones de dólares, luego de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación emitiera su fallo sobre imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad. El reclamo judicial continúa la línea de las llamadas "class actions" o juicios colectivos que también se abrieron en otros lugares del mundo en reclamo de compensaciones por hechos del pasado que hirieron a comunidades.

La Reducción de Napalpí había sido fundada en 1911, en el corazón del Territorio Nacional del Chaco tras el despojo territorial a los Pueblos Indigenas. Las primeras familias que se instalaron eran de las etnias Pilagá, Abipón, Qom, Charrúa y Mocoví.

Napalpí no fue una matanza aislada, sino una práctica recurrente del poder político y los terratenientes - con la mano de obra policial o militar - para privar a los pobladores originarios de su forma ancestral de vida e introducirlos por la fuerza al sistema de producción.

Al cumplirse 87 años de la "Sublevación de Napalpí", como se la denominó oficialmente se presentaron pruebas de la matanza ante la Justicia. Entre los numerosos informes históricos presentados figuran el texto completo de la interpelación parlamentaria al ministro del Interior, extraído del Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación del año 1924; el texto completo del expediente caratulado "Sublevación Indígena en la Reducción de Napalpí", Expte Nº 910 del 21 de agosto de 1924, Juzgado del Dr. Justo P. Faría; copia del Heraldo del Norte del 27 de junio de 1927, publicación que dedicó una edición especial a la masacre ocurrida tres años atrás; testimonio de la señora Melitona Enrique, sobreviviente de la matanza, brindada al escritor Pedro J. Solans (libro Crímenes en sangre); testimonio de la misma sobreviviente al escritor Qom Juan Chico (libro Napalpí, la memoria de la sangre); testimonios de numerosos descendientes de sobrevivientes de la masacre reproducidas en dicha obra de Juan Chico, entre otras.

Se espera que en el año 2012, dictarían sentencia en la causa por la Masacre de Napalpí.


Fuente: Equipo de Comunicacion Indigena

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